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La Marca

  • genesislopez17
  • Dec 5, 2024
  • 3 min read




Y ahí estaba…petrificado, con la mirada perdida y enfocada en la nada. En la punta de mi barbilla se unieron dos procesiones licuosas y saladas. Por más que busqué hacer sentido de las reacciones de mi cuerpo y sintonizar con las respiraciones 4 (inhala), 7 (aguanta) y 8 (exhala), sentía que el cuerpo no me pertenecía. Pensándolo bien y bajo la lupa del racismo anti-negro, mi cuerpo se supone que pertenezca a quién lo reclame como mercancía para consumir y ser explotada, mientras a su vez laboro la tierra que encierra toda nuestra ancestría.. Un “se supone” que va de la suposición a la oposición cuando uno se da cuenta de que la identidad impuesta de la negritud va más allá de lo que me dijeron que era.


A cantazo limpio tuve, como bien expresa el escritor James Baldwin, que vomitar toda la suciedad que me enseñaron sobre mí mismo y que creí, para entonces ser capaz de internalizar que tengo el derecho de estar aquí. Y es que el hombre racializado como negro, ya sea que haya resignificado la imposición de la negritud o que se haya tragado a Kul-Kul el veneno hecho discurso, siempre tendrá una marca sobre su cabeza. La marca no es visible pero se activa con la mirada prejuiciada y racista que ha sido engordada hasta la gula por siglos.


Una vez comencé a buscar la manera de re-armar y re-significar mi sentido de pertenencia global y humana, me di cuenta que las heridas emocionales y los queloides eran serios. Desconocimiento, apatía, furia, desesperanza y confusión son algunos que puedo recordar.  No han desaparecido, pero por lo menos ahora los puedo identificar antes de que hagan escantes en la psiquis y fisicalidad mía como de la gente más cercana. Seguimos siendo El Hombre-Moneda de Achilles Mbembe pero traspasados por una incesante guerra entre productos culturales-mediáticos que buscan captar nuestra atención. La marca que llevamos los hombres negros encima contiene una aleación metálica de patriarcado y racialidad que nos hace blancos (¡Wow, por primera vez puedo serlo!) de todas las distorsiones, sospechas, vigilancias, deseos y terrores que por naturaleza y desde su construcción, trae la otredad.


De vuelta a la historia del primer párrafo donde el ataque de ansiedad estaba sacándome a patá de mi cuerpo. El ataque inicialmente tenía que ver con el cansancio y los niveles de perfección que me impuse para cumplir con la tarea propuesta, pero en algún punto tomó un giro hacia el Rabbit ‘s Hole…” La Marca”. Luego de escuchar un cuento sobre un tiroteo en la carretera 188, Loíza;  la persona que contaba emitió la frase “y el carro era blanco, como el tuyo”. Esa frase detonó décadas de miedos y traumas ante la idea de morir asesinado por ser confundido en la calle. Las palpitaciones, grandes mariscales de la parada de síntomas, abrieron camino. De momento vinieron memorias pasadas, letras de canciones, advertencias recibidas. Todo giraba a lo que llamo el miedo a ser asesinado por confusión. No deseo esa “marca sobre mi cabeza”. Un compañero de trabajo llegó al lugar y me ayudó a salir de ese momento. A partir de ese 24 de agosto de 2024 sigo reflexionando sobre cómo dejar atrás ese temor relacionado a los vestigios de una identidad impuesta con el bizarro propósito de que no sobrevivamos más allá de haber finalizado la servidumbre global. ¿Finalizará algún día?


 
  1.  Baldwin, J. (1960, February 1) They can’t turn back. History is a Weapon. https://www.historyisaweapon.com/defcon1/baldwincantturnback.html

  2. Mbembe, A. (2016) Crítica de la razón negra. Ensayo sobre el racismo contemporáneo. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Futuro Anterior Ediciones. 288 p



 
 
 

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