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El beauty de Jenny

  • Writer: afrodescendenciaup
    afrodescendenciaup
  • Sep 25
  • 2 min read

ilustración por Coralis Cruz González
ilustración por Coralis Cruz González

Si hay un lugar que recuerdo desde mi niñez, es ir al beauty. Las mujeres visiblemente afrodescendientes suelen ir a beautys desde muy pequeñas. O estoy casi segura que debieron haberse alisao’ el pelo en al menos, alguna sala de alguna casa matriarca. “La belleza cuesta” como me decía mi tía cuando me tocaba meterme dentro de la secadora de pelo.


Jenny era una gran vecina de mi abuela. Pentecostal, fiel creyente de la venida de Cristo; por cierto muy amorosa. Jenny me vio desde que tenía dos años para un corte de puntitas. Mami decía que no tenía pelo y que después de Jenny, me creció demasiado, un tanto exagerado; casi un milagro. Desde ese entonces, no salí de su beauty. Casi como un compromiso con Dios, como yo lo tenía antes de los 10 años. Asistía a todos los cultos evangélicos de toda la semana, incluyendo el más sagrado y menos sacrificado “el de los domingos".


El beauty de Jenny, quedaba en un cuarto externo a toda la casa. Podías pasar libremente por el camino de la derecha que conducía a su beauty sin necesidad de ver el interior. “Dios te bendiga mi corazón…”, me recibía Jenny con una gran sonrisa y entusiasmo. O al menos, mi ojos de niña así lo sentían. Mientras Jenny me estiraba la Raíz con sus manos milagrosas; aprovechaba y me contaba sobre la venida de Cristo, y como todo iba a arder en fuego. Podía sentir que decía la verdad. Me llevé como tres libros en copias que Jenny me regaló; sobre unas profecías. Quizás Jenny sentía que me gustaba leer.


Pero hubo una ocasión; que Jenny un tanto con su espíritu tribulado le cuestionó a Dios. “Oye ven acá, yo a veces me pregunto... ¿Por qué Dios no nos dio el mismo pelo a todas?” … Me eché a reír, Jenny ya se estaba riendo. Continué en silencio por el sentir. Nunca le dije a Jenny que yo también me lo había preguntado.

 
 
 
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